Un poco de magia

     El humo se disipaba lentamente en el aire dejando un agradable olor a café recién hecho. Acercó los dedos a la taza y la acarició suavemente para desentumecerlos. Cuando las yemas de sus dedos se descongelaron, abrió su bolso y sacó una cajetilla de tabaco. Sólo le quedaba uno, el que estaba al revés, el de la suerte. Sonrió mientras meneaba la cabeza, siempre le daba la vuelta a uno nada más abrir la cajetilla esperando que algún día uno de sus deseos se cumpliese y la supuesta suerte se cumpliese. Acercó la mano al bolsillo pero no notó nada, su sonrisa se difuminó, no había cogido el mechero.
Un sombrero de ala se posó en su mesa mientras el sonido de un viejo mechero encendía su pitillo.

   -¿Te importa que me siente?- dijo un chico con una preciosa sonrisa sin esperar a escuchar la respuesta. La chica asintió mientras tiraba la ceniza en el cenicero. El chico también encendió su pitillo y empezó a rebuscar en su bolsa. La chica lo miró con curiosidad mientras exhalaba una bocanada de humo.
Sacó un mazo de cartas y lo colocó sobre la mesa, guardó la bolsa bajo la silla y sonrió aún más.
   -Dime una carta-la chica lo miró perpleja y apagó el pitillo a pesar de que aún le quedaba la mitad.
   -El as de corazones
   -Muy bien, ahora elijo yo-sonrió pícaramente- Yo quiero la reina de corazones-le tendió el mazo y le ordenó que lo cogiese con ambas manos mientras el ponía encima una. Lentamente sacó una carta y le dio la vuelta, un gran corazón. Sacó la siguiente, sin duda, la reina.
   -Increíble-susurró ella impresionada
   -¿Crees que el resto de las cartas siguen aquí?-preguntó el
   -Por supuesto, las estoy tocando-respondió descolocada
   -¿Apostarías a que si?-ella asintió confiada. Él deslizó su mano suavemente acariciando las suyas y le indicó que abriese la manos. No había mazo, sólo un trozo de plástico con la misma forma. Un grito ahogado salió de su boca mientras el chico reía. Guardó sus cosas y se levantó, le dio un beso en la mejilla y se fue.
Sólo una carta quedaba sobre la mesa, el as de corazones. La levantó suavemente y la guardó en el bolsillo. Sin duda, las mejores cosas ocurren cuando menos te lo esperas.

     The smoke slowly dissipated into the air leaving a pleasant smell of freshly brewed coffee. She put her fingers into the cup and gently stroked to stretch them. When the tips of his fingers were thawed, opened her purse and pulled out a pack of snuff. She had only one, which was upwrds, the luck. She smiled as she wagged her head, always turned one back at opening the pack hoping that one day one of her wishes be fulfilled and the alleged fate might be fulfilled.  She put her hand in her pocket but did not notice anything, her smile faded away, had not taken the lighter. A brimmed hat perched on his desk as the sound of an old burner lit her cigarette.
   -Do you care if I sit?-said a boy with a beautiful smile without waiting to hear the answer. The girl nodded as she threw the ashes in the ashtray. The boy also lit his cigarette and began looking someyhing up in his bag. The girl looked at him curiously as she exhaled a puff of smoke.

He pulled out a deck of cards and laid it on the table, put the bag under the seat and smiled even more.

   -Tell me a card- the girl looked puzzled and turned off her cigarette even though there was still half.

   -The ace of hearts.

   -All right, now I choose- smiled impishly- I want the Queen of Hearts-handed the gavel and ordered her to hold it with both hands while the put over one. He slowly pulled out a card and turned it over, a big heart. He took the following undoubtedly, the queen.

   -Amazing- she whispered impressed

   -Do you think the rest of the cards are still here?-he asked.

   -Of course, I'm touching- replied misplaced

   -Would you bet that if?-She nodded confidently. He slid his hand gently stroking hers and told her to open her hands. There was no deck, just a piece of plastic with the same shape. A gasp left her mouth as the boy laughed. He kept his things and stood up, gave her a kiss on the cheek and left.

Only one card was on the table, the ace of hearts. He lifted gently and put it in his pocket. Certainly best things happen when you least expect it.